Primer viaje de dos mujeres al mando de un buque pesquero
Por primera vez un buque pesquero fue comandado por dos mujeres en Argentina. La capitana del Esamar 4 Nancy Jaramillo y la oficial de pesca, Susana Benítez, hablaron con Revista Puerto sobre el valor simbólico de este viaje y los cambios que poco a poco comienzan a materializarse en el sector.
Dos mujeres al frente de un buque pesquero no debería sorprender a nadie, pero siendo la primera vez que sucede en la pesca argentina se ha transformado en un hecho destacable que podría estar marcando el inicio de un cambio postergado. Las protagonistas de esta historia, Nancy Jaramillo y Susana Benítez, celebran la oportunidad y se alegran de los pequeños pasos que irán cambiando la historia. La camaradería de sus colegas desde otros buques fue un signo indiscutible de que una mayor presencia de mujeres en la flota pesquera no tiene por qué ser una utopía.
Conseguir embarque y mantenerlo no es tarea sencilla para nadie, lo saben bien los marineros que “patean” los muelles, pero para una mujer es siempre mucho más complicado. No por falta de cualidades, ya que accedieron a la libreta de embarque con las mismas condiciones y requisitos que sus colegas, sino por una cuestión de género. En el imaginario popular la mujer arriba de un buque ha sido muchas cosas y ninguna buena, ‘mufa’, débil, ‘comehombres’, aunque la realidad no solo ha desmentido lo obvio, sino que se ha demostrado que pueden cumplir con las mismas tareas que sus colegas marineros, oficiales y capitanes. Hasta las afirmaciones sobre la falta de interés de las mujeres por ser pescadoras se convierten en nada cuando uno de los más reconocidos educadores cuenta con cierta emoción que observa más interés de obtener una libreta en mujeres que en hombres últimamante.
Nancy Jaramillo es la capitana del buque potero Esamar 4 y en la última marea fue acompañada por la oficial de Pesca Susana Benítez. Por primera vez un barco pesquero en la Argentina fue tripulado por dos mujeres. El 13 de junio bajaron juntas y contaron lo que sintieron.
“Nos abrazamos felicitándonos por lo bien que nos fue, a pesar de todos los temores que teníamos, por saber que estamos bajo las miradas del entorno y ante una ruta que no habíamos realizado nunca. Tuve sentimientos de emoción, por poder demostrar que dos mujeres sí pueden llevar adelante una embarcación. Suena raro, ya que para lograrlo solo se requiere conocimiento, formación y coraje. Que no es exclusividad de nuestros compañeros”, dice Nancy al otro lado del teléfono, dibujando seguramente una sonrisa.
“Para mí significó un paso muy grande poder demostrar que un barco con dos mujeres puede ser maniobrado sin ninguna diferencia. Las cosas han cambiado, desde que comenzamos hasta ahora. Sobre todo, en este último tiempo, ya que la sociedad comienza a ver la otra parte de la historia y está empezando a aceptar que las mujeres podemos realizar un trabajo que siempre se creyó exclusivo de los hombres”, nos dice Susana Benítez.
Benítez es correntina, fue el trabajo en los buques lo que la llevó a radicarse en Mar del Plata y formar allí una familia. Cuenta que nunca pensó en ocupar un puesto superior y que si bien hoy es oficial por vocación y la pesca es parte de su vida, embarcarse para ella, como le ocurre a la mayoría, fue en principio una salida laboral.
Sacó la libreta en el año 2003 y cuenta que cuando comenzó a trabajar en los barcos de pesca, todos le hablaban de Nancy. “Fue mi precursora ya que ella me fue abriendo camino en barcos que luego me embarcaron porque ella había cumplido muy bien su trabajo, ella sin saberlo me abrió camino”, dice Susana y habla de la responsabilidad que hoy sienten ambas, por allanarle el camino a las que vienen detrás. Susana observa un cambio positivo que, dice, “se ve reflejado año a año ya que las compañías van adquiriendo cada vez más confianza en la mano de obra femenina”.
Nancy destaca otro signo positivo en este cambio que comienza a gestarse con fuerza: “Tuvimos un gran acompañamiento de varios colegas que nos aconsejaron para que nuestra travesía salga bien y además sus mensajes de apoyo fueron muy emotivos. Porque nos hicieron sentir parte de ellos, colegas”.
Nancy se siente preparada para nuevos desafíos, pero por el momento siguen faltando oportunidades: “Me gustaría salir en la pesca del langostino, ‘el sueño del pibe’ (se ríe). Si bien estuve en esa flota, fue de camarera y de marinera, ahora me gustaría salir en el puente. Pero las posibilidades de que me den una oportunidad ahí se ven medio remotas, aunque ahora, no parece tan imposible”, nos dice.
La Oficial de Pesca, en cambio, ha generado experiencia en buques poteros y no tiene intenciones de cambiar por ahora. “Es una flota en la que he logrado mucho compañerismo con mis colegas capitanes y oficiales a quien les debo gratitud. Estoy navegando desde el 27 de noviembre del año pasado; la campaña, para mí, acaba de terminar ayer. Lo que queda por delante es descansar unos días y salir nuevamente a buscar trabajo en otra pesquería hasta que comience el calamar nuevamente. Feliz de haber dado un nuevo paso en la historia de las mujeres y la pesca”, concluye Susana Benítez.
Fuente: Revista Puerto