Intransigencia sindical desalienta inversiones en Santa Cruz

La sucesión de conflictos por parte de gremios vinculados a la actividad pesquera y portuaria provoca falta de previsibilidad e inseguridad jurídica. Hay facciones sindicales ingobernables y un Estado provincial ausente. Irracionales planteos gremiales conspiran contra la generación de empleo.

En la última semana, Puerto Deseado perdió más de un centenar de empleos en la actividad pesquera y fue como resultado directo del accionar de diferentes vertientes sindicales vinculadas a la pesca y la actividad portuaria.

La empresa Vieira Argentina dio por concluidas sus operaciones sobre el procesamiento en tierra del langostino, cuya planta era abastecida por barcos de Arbumasa, y la medida fue justificada ante los reiterados episodios de conflictos que provocaron pérdida de materia prima y complicaciones en la operatoria industrial.

Sostienen que al impedirse el normal flujo de abastecimiento y no tener garantizada la libre circulación de la mercadería se hace inviable el desarrollo de proyectos de inversión, ante un escenario recurrente de conflictividad ajena al propio emprendimiento.

El accionar sindical que ha protagonizado numerosos piquetes, por planteos múltiples y de los más variados, lejos de hacer sustentable la actividad, genera un marco donde no hay previsibilidad y ello atenta directamente con el desarrollo o proyección de inversiones.

En el último tiempo se reportaron conflictos desde el sindicato de la marinería, más tarde piquetes y cortes de ruta del sindicato de la alimentación, como así también del gremio de los estibadores; reclamos, cuya legitimidad no está en cuestionamiento, sino que la metodología de protesta recurrente ha terminado vulnerando derechos de terceros, como el elemental derecho a la libre circulación y tránsito de mercaderías, o el derecho al trabajo.

Un caso testigo: pidiendo “trabajo” el gremio de la estiba reclamaba más descargas en ese puerto y protestaron impidiendo que llegue langostino a las plantas afectado a trabajadores del rubro de la alimentación. Arbumasa debió tirar toneladas de Pleoticus muelleri que se pudrieron en la ruta en los camiones que no pudieron llegar a destino.

El resultado: un centenar de trabajadores eventuales se perdieron la temporada de langostino por la cual venían cobrando a razón de 40 mil pesos por quincena. Y este episodio grafica de manera palmaria como la intransigencia sindical conspira contra la generación de empleo.

Este coctel donde hay facciones sindicales ingobernables se completa, necesariamente, con un Estado provincial ausente en la regulación de las tensiones en el ámbito del trabajo, lo que a la postre se traduce en la “falta de seguridad jurídica”.

Desde el sector privado coinciden en evaluar que ‘Puerto Deseado no es seguro para invertir en la actividad pesquera’, o al menos, no se garantizan derechos de terceros por los interminables conflictos sindicales. En la memoria colectiva aún se recuerda la irracional y beligerante quema de plantas pesquera en junio de 2007; hecho que quedó absolutamente impune ante la inacción judicial y la complicidad política. Para reflexionar.

Fuente: Revista Puerto

Juan

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