INTervenciones escénicas a cielo abierto: «Diluvio» en Puerto Deseado, una dignísima obra teatral
¡Fui a ver Teatro! Confieso que no estaba preparado. Me propusieron un “Diluvio” pero fue una desatada tormenta…
por Juan Manuel Saborido
En un inimaginable escenario sin límites visuales, el fuego y una larga columna de humo en un reparo rocoso nos cautiva a los espectadores.
El silencio se rompe con las risas socarronas y contagiosas del Cabo Bevacqua, un hombre con parálisis lateral, totalmente desgreñado, que en cada encuadre, se presenta con verdadera estirpe, desvariando en su clase de revista una y otra vez… Todo, en la nada misma.
De pronto, Ortúzar, un viejo comisario panzón, desgarbado y con paso cansino, le propone una serie de actividades que no hacen foco con la realidad. Trae a las órdenes que imparte y en forma permanente a personas, comercios que ya no existen hace muchísimos años. Ellos entablan comentarios pueblerinos sobre el destino de una y otra persona, de un comercio y otro, junto a la irrestricta defensa y custodia del armamento para contener a los apresados, también inexistentes desde hace largo tiempo.
Siempre que se le ordena partir a algún lugar, un sobre postal bien guardado en la desgastada chaqueta de Bevacqua es impuesta a Ortúzar para ser entregada, pero éste se las ingenia para esquivarla.
Juntos divagan con distintos emprendimientos para hacer resurgir el pueblo, pero se boicotean en forma simultánea, hasta encontrarle -con notable desvarío-, la forma de hacerlos progresar y de soñar con ganar mucho dinero.
El lenguaje gauchesco, y la desfiguración de términos convergen con las risas de los espectadores. Ortúzar y Bevacqua bailan, montan, imitan aves, se corretean, y siempre mantienen viva la fogata.
Hasta que una serie de acciones evasivas del Comisario, hacen comprender al Cabo sobre su verdadero origen… Allí, se desata un final que drásticamente los cambia, incluyendo a la fogata.
Tormenta de sensaciones para Dionisio y el público asistente en este original “Diluvio”
El director de teatro Mario Canales irrumpe una vez más con una obra de su autoría, ante un público que no deja de asombrarse con la temática que aborda en cada texto teatral. Y siempre deja la vara muy alta para sus próximos proyectos.
En el medio: 2020. Ensayar hasta en sueños, sin saber cuándo, ni cómo, ni dónde actuar, hasta provocar el desánimo de los actores y todo el staff. De pronto, 2021: la apertura de actividades, y entre ellas, teatro… a cielo abierto! a-bier-to!
Tanto Domingo Baio (Comisario Ortúzar) como Sandro Lincomán (Cabo Bevacqua) demuestran conocerse hasta el más mínimo gesto, lo que redunda en un dúo que desborda de talento y hasta improvisación: al límite, sin apartarse del guión. Y me hacen comprender que hay mucho escrito, pero también mucho de ellos dos.
Son parte del staff: Jorge Álvarez en la técnica, Mara Carriera en vestuario y Romina Muñoz en escenografía
Esta obra montada en el “Cañadón Torcido” distante a pocos kilómetros de Puerto Deseado, fue preparada por el Grupo DIONISIO. “Diluvio” fue seleccionada en el “Concurso de Producción de obra de Dramaturgia Patagónica” del Instituto Nacional del Teatro.
Cuenta además con el apoyo de la Municipalidad de Puerto Deseado, el Ministerio de Gobierno y la Secretaría de Cultura de Santa Cruz y el Ministerio de Cultura de la Nación.
NOTA: Requisitos para ver la obra: La concentración es el acceso a la “zona de chacras” sobre la RN 281. El vehículo no debe ser muy bajo para poder transitar en ciertos tramos del camino.
Barbijo/Tapa bocas, ropa cómoda, gorra, algo de abrigo ligero, reposera o banco, equipo de mate, agua… El distanciamiento social es cumplido por todos
Fuente: ADN24Digital