Exclusivo: para 2022, las pesqueras tendrán su planta de tratamiento de efluentes
Fuente: La Opinión Austral
La Secretaría de Ambiente señaló que el sector pesquero modifica progresivamente su proceso operativo para ser compatible con el cuidado del ambiente. En la próxima zafra de langostino debería culminar la modernización de infraestructura y mejores prácticas.
Mariano Bertinat, secretario de Ambiente, y Lorenzo Gallardo, coordinador de Control Ambiental, brindaron un balance acerca de la aplicación de la Ley Provincial de Evaluación de Impacto Ambiental N° 2.658.
El trabajo de la Secretaría de Ambiente resulta relevante luego que se conociera que la ría de Puerto Deseado recibe desechos de las pesqueras sin tratamiento, dañando al medio ambiente. Así, desde el Estado Provincial adelantaron a La Opinión Austral Web que avanza el trabajo de readecuación de las prácticas industriales apuntando al cuidado del medio ambiente.
LOA: ¿Qué sucede con los residuos y efluentes que producen las plantas pesqueras?
MB: Nuestro rol como autoridad de aplicación de la ley de evaluación de impacto ambiental es mantener el equilibrio ecosistémico a partir de las actividades humanas que puedan perjudicar de manera directa o indirecta.
Trabajamos junto a la gobernadora –Alicia Kirchner– hace más de 5 años para que la generación de empleo en Santa Cruz y la producción sean sostenibles. No queremos elegir si producimos o cuidamos el medioambiente, como se decía anteriormente. Tienen que ir de la mano generación de trabajo y cuidado de la naturaleza.
Así recorremos todas las industrias que hay en la provincia, históricamente fueron las fuentes de los problemas ambientales. Los frigoríficos en Río Gallegos, pesqueras y petróleo en el norte de Santa Cruz.
A lo largo del tiempo fueron tomando mejores estándares de calidad ambiental. Por nuestra parte, nos avocamos a estar encima de toda la normativa ambiental vigente.
LOA: ¿Cómo se aplica esta ley en Puerto Deseado, lugar en que la actividad pesquera es muy fuerte?
MB: En Deseado es parte de la cultura y de la comunidad. Como todo, las prácticas van cambiando con el tiempo. Lo que antes estaba permitido, hoy no lo está.
Puerto Deseado particularmente procesa langostino, merluza y calamar. Cada especie tiene distintos tipos de residuos sólidos y líquidos. Los sólidos históricamente fueron al basural, realidad similar de lo que sucede en Río Gallegos con los frigoríficos. Los líquidos eran desechados sin tratamiento al mar.
En ciudades pequeñas y alejadas de las plantas, y pocos volúmenes procesados, no representaban un problema. Pero, a medida que el desarrollo productivo crece se superponen los problemas. Lo que hicimos fue elevar los estándares de los controles ambientales.
Lo que antes se enterraba en el basural del pueblo, hoy se trata mediante una enmienda. Ese residuo orgánico dejó de ser un problema y pasó a ser una solución mediante un subproducto. En los residuos líquidos, trabajamos para que cada pesquera de Puerto Deseado tenga su propio tratamiento de efluente.
Algunas tienen más avances que otras, esperamos que para el fin de la gestión estén todas ordenadas. Se saldará una deuda que tiene décadas.
LOA: ¿Cuántas plantas pesqueras pueden realizar el tratamiento de efluentes?
LG: Todas están en condiciones de hacerlo, cada una en sus propias corrientes. En la actualidad hay nueve plantas en Puerto Deseado y solamente una no está operando por que está pronta a ser inaugurada.
La infraestructura es de vieja data, son plantas que trabajan hace muchos años de la misma manera.
Hubo readecuaciones paulatinas y progresivas. La ley nos permite establecer objetivos en el mediano y corto plazo para revertir esa realidad.
Los planes de mejoras- fgura contempladas por la ley- están en ejecución. Hoy algunas ya modifican su infraestructura, es importante y complejo porque hay asociado un modo de operar que se debe incorporar para que los procesos sean más eficientes y darle una condición a efluente para que quede de acuerdo a la normativa.
LOA: ¿Qué cambios representan esos tratamientos?
MB: La normativa es clara. Lo primero es evaluar la calidad de lo que se dispone como efluente, y la capacidad del mar de asimilar esos residuos que se les vierte. No es lo mismo una laguna pequeña al mar que tiene una depuración muy grande.
Esos parámetros están normados (PH -carga orgánica- temperatura- entre otros) y regulados en la ley, tenemos que hacer que las plantas cumplan ese aspecto.
Las empresas, muchas veces, tratan de cumplir con las normativas al menor costo posible. El debate tiene un nivel de complejidad alto. El empresariado dice que si cumple con ciertos aspectos, la inversión no le permite trabajar.
Sin embargo, se puede practicar una actividad productiva y comercial cuidando el medio ambiente. Es un cambio de paradigma, quince años atrás esto no se discutía. Con la intervención del Estado estos cambios se realizan.
Finalmente, los funcionarios destacaron que la ley cuenta con las herramientas para sancionar, multar y clausurar a aquellas actividades productivas que no se readecúan a los términos de la normativa actual