Conxemar, termómetro del mercado

Si bien no todos podrán sostenerlo, desde el sector langostinero congelador hubo un discurso casi unánime de rechazo a la oferta de precios que van por debajo de los costos para un producto de excelentísima calidad. Varios actores hablan sobre la situación actual y el desafío de lograr unidad empresaria.

Fuente: Revista Puerto

La feria de Vigo llegó a su fin, el precio de la merluza está en uno de sus mejores momentos, por el illex nadie se preocupa porque ya está prácticamente todo vendido pero el precio del langostino congelado está por el piso, se ha llegado a ofrecer 5,50 dólares por kilo y en el sector las caras de preocupación fueron evidentes. En este contexto, el empresariado tangonero argentino que se dio cita en Conxemar intentó plantar su postura, “no nos interesa vender a estos precios”. Sin embargo, no pocos creen que ante la necesidad algunos decidirán vender a un precio por debajo de los costos que perjudicaría a todo el sector.

“Cuando hubo crisis la feria ha confirmado la crisis y hasta la ha acentuado en cierta forma, porque cuando hay volumen para vender y no se vende es perjudicial, pero probablemente sirva para tomar decisiones a partir de aquí. Conxemar es como la sal, acentúa el sabor que tienes, sea bueno o malo te lo potencia. Ayuda a tomar la temperatura de cómo está el mercado, es donde se junta todo el mundo y confirmas que todos tenemos el mismo problema”, resume Ventura La Fuente, presidente de Estrella Patagónica.

Respecto de la situación de mercado en la que llegó el empresariado argentino a Conxemar, Gustavo Casanova, directivo de Arbumasa, señala que se está en una situación muy particular, un buen escenario en el que la producción de colas de langostino fue escasa ante una gran demanda pero muy compleja para el entero congelado a bordo: “Hay consumo a pesar de los problemas que tiene Europa, en China también hay consumo, pero arrancamos el año con stock de 2021 y saliendo a pescar al norte a principio de año, Esos dos factores, sumados a la guerra que terminó cerrando el mercado de Rusia, la devaluación del euro, el yuan bastante complicado y la población un poco afectada por una inflación a la que no están acostumbrados, da un contexto de baja de precios y poco cierre de ventas en las últimas semanas”.

Si bien no todos creen que se pueda mantener y que probablemente algunos operadores terminarán cerrando operaciones por un valor muy bajo, existe un criterio unificado respecto de la actitud comercial que se debería adoptar como sector: aguantar y no rematar el langostino salvaje y natural como una mercadería de segunda clase.

“Creo que en este momento deberíamos esperar, tratar de aguantar la situación y no vender, obviamente cada empresa tiene sus necesidades, la campaña ya terminó, muchos barcos entran a dique y si bien se sigue teniendo un nivel de erogaciones importantes, en la medida de lo posible hay que cuidar el producto y los valores”, señala Casanova; y recordando lo ocurrido con la caída del precio en 2019, agrega que “ahora debemos tratar de ser lo más cuidadosos posible y no cerrar ventas a valores que están por debajo del costo. Es un precio muy bajo para un producto de tan buena calidad y salvaje de los que hay pocos a nivel mundial.

Para Damián Santos el sector ha entendido “que a los precios que se están manejando todos perdemos y que por más que bajen los precios no vamos a vender más, que lo mejor es esperar, no se pude vender a un precio ridículo, cuando la inflación en Europa ha llevado a que todo aumente”.

Por su parte, Lucio Tortosa comunica que Conarpesa dejará 6 mil toneladas de langostino en la cámara. “La empresa está muy bien financieramente y no necesita vender. Seguiremos trabajando, haremos cola, pero el entero quedará en cámara o lo reprocesaremos nosotros en todo caso, pero a un precio de 5,50 que se está ofreciendo hoy, no tiene sentido vender. De todas formas, sabemos que hay empresas con urgencias que va a terminar vendiendo, no es nuestro caso”, señala el joven que se ha transformado en la mano de derecha de Fernando Álvarez Castellano.

Javier Díaz López, directivo de Pescanova a cargo de la filial argentina Argenova, comparte criterios con el resto de los empresarios: “No vender es la postura que todos estamos intentando, mantener los precios cuesta mucho y es una coyuntura económica global mala, de inflación y de aumento de costos que está llegando a los consumidores reduciendo su capacidad adquisitiva pero, además, se está sumando un efecto psicológico de expectativas de bajas mayores a las reales, por lo tanto debemos colaborar a poner un poco de lógica en el mercado, para no llegar a precios que luego tengan consecuencias graves para la industria”.

A Díaz López, como a todos, no es solo la situación del mercado lo que le preocupa, sino también el incremento de los costos en Argentina y la caída del euro, porque no habrá posibilidad de trasladar los aumentos al precio de venta. De todas formas, no pierde las esperanzas de una recuperación de las ventas en el corto plazo; “hemos vivido crisis peores que estas y nadie se privó en España del consumo de langostino en las fiestas, yo espero que la campaña de navidad sea buena y ayude a que la situación no siga empeorando”.

Entre las estrategias de cara a 2023 queda claro que será necesario que el sector se reúna varias veces hasta lograr un acuerdo para definir la forma en la que se operará sobre el recurso y los desafíos en la comunicación con los gremios mirando a las próximas paritarias.

El gerente de Pescanova considera que será necesario un diálogo profundo con los gremios: “Espero que sean conscientes de la situación que estamos atravesando en el mercado, el negocio del langostino es muy importante para muchos trabajadores, eso va exigir el esfuerzo de todos”, señala.

Gustavo Casanova y Damián Santos ponen el foco en la estrategia de capturas de exclusiva responsabilidad empresarial. “No sé si la estrategia adecuada es pescar menos o no, pescar en el norte o no, hay opiniones encontradas, lo que sí nos debemos es mayor unidad. Tenemos buen diálogo, incluso con la autoridad, pero nos falta llegar a un acuerdo”, apunta el directivo de Arbumasa.

Coincidiendo en la necesidad de llegar a un acuerdo entre pares, Santos señala que en el actual escenario no sería lógico pescar en el norte: “Este año algunos nos encontramos con que nuestros clientes no tenían stock y salir al norte era una buena alternativa, con el tiempo vemos que no fue una buena decisión, sin ninguna duda. El único año en que anduvimos bien fue cuando pescamos menos, las evidencias empíricas son muy contundentes como para que no lo entendamos. Lamentablemente hay gente que cree que solo somos pescadores y que debemos pescar siempre lo más que se pueda, eso hay que cambiarlo”.

Ventura Lafuente Matos coincide obviamente en que se está en una situación difícil, pero no cree que sea posible llegar a un acuerdo de precios; incluso considera que ni siquiera sería positivo porque atentaría contra la competencia comercial. En todo lo que podría acordarse, considera, es un precio mínimo de referencia para que las operaciones den resultado: “Pero hay gente que tiene necesidades de liquidez por eso este tipo de acuerdos es muy complicado. Creo que cada uno tratará de manejar el tema lo mejor que pueda, lo que está claro es que cuando se plantea una situación de ese tipo cualquier operación que se haga no va a ser buena”.

“Se está hablando de vender barato o caro, yo empezaría por hablar de vender porque no hay operaciones, nada que se pueda destacar, nada que sirva para sacar un precio”, señala el presidente de Estrella Patagónica, quien al igual que varios de sus colegas, considera que España no va a dejar de comer langostino en las fiestas, pero esto no significa que compre, sino que en el mejor de los casos consumirá el stock que ya tiene y les permitirá recomenzar el ciclo de producción de entero.

Siguiendo el criterio de razonamiento respecto de lo que representa Conxemar como termómetro del mercado y como disparador de las acciones empresarias que se requerirán para reposicionar el producto, Lafuente Matos expresó: “Ir o no a pescar al norte puede tener un efecto sobre el precio porque si no se pesca hay menos producción y en teoría mejora el precio. Pero podríamos también evaluar no pescar al norte porque no es un langostino de una calidad como el de la veda de Nación, en esta situación me parece que sería positivo no ir al norte en este contexto.

Conxemar XXIII ha terminado y para el langostino congelado fue la confirmación de uno de sus años más duros, sin ventas y con stock en España que en el mejor de los casos será consumido en las fiestas permitiendo que la rueda comience a girar nuevamente. Del precio nadie quiere hablar, está tan bajo que resulta difícil aceptarlo y representa un gran desafío para el sector defender el valor de un producto que, por su altísima calidad, debiera estar en otro nivel. Otro desafío importante será poder lograr la unión que muy pocas veces han conseguido para desarrollar estrategias de captura que ayuden a mejorar la crítica situación actual del langostino congelado abordo.

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