Con 165% de bycatch el CFP permitió seguir pescando

El cierre total de la temporada se efectivizó el 31 de octubre. Once días antes los consejeros sabían que ese era el nivel de pesca incidental de merluza en la pesquería de langostino. El INIDEP recomienda cada año cerrar el 1 de octubre pero nunca se cumple.

La extensión de la temporada de langostino en el mes de octubre arrojó los primeros datos que fueron plasmados en el acta de Consejo Federal Pesquero. Desde el 28 de septiembre hasta el 31 octubre, cuando se cerró totalmente la temporada, se registraron altos niveles de bycatch, llegando hasta un 165% de pesca incidental de merluza hubbsi. A pesar de contar con esos datos el Consejo permitió que se siguiera pescando por otros 11 días, información que recién salió a la luz el pasado 5 de noviembre porque, llamativamente, el día en que lo decidieron no hubo acta. Afortunadamente la mayoría de los barcos, ante la ausencia de langostino, se retiraron de la zona una semana antes de lo fijado por las autoridades.

La recomendación biológica del INIDEP es cerrar a la pesca en toda el área a partir del 1 de octubre, porque la merluza hubbsi ya se encuentra en proceso reproductivo. Pero habitualmente las autoridades y el sector empresario coinciden en que esa fecha puede ser flexible y suelen extender la temporada mucho más allá de lo recomendado: en 2018, por ejemplo, han llegado hasta el 11 de noviembre pescando.

Este año, a raíz del inicio tardío de la temporada, los problemas de la pandemia y gremiales, la flota congeladora recién estuvo trabajando a pleno a mediados de julio y ello generó en la cuenta final una disminución en los desembarques del 22%. Esta reducción solo se puede atribuir a los congeladores, dado que los fresqueros aumentaron las capturas.

Al haber capturado menos también hubo menos bycatch, o al menos eso es lo que se cree, porque la cobertura de observadores a bordo ha sido más deficiente que nunca y por otra parte los datos que se toman generalmente para la estadística, son los de los congeladores que nunca tienen problemas en embarcarlos.

Según revela el acta, al 18 de octubre se llevaban capturadas cerca de 23.000 toneladas de merluza como bycatch, un 40% menos que en 2019 cuando se capturaron 38.000 toneladas para la misma fecha. Este fue un argumento para permitir la pesca monitoreada de la flota más allá del límite recomendado. Los primeros datos muestran que el nivel de bycatch fue alto desde el inicio de esta extensión.

Entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre la flota se concentró en las Subáreas 1 y 4 donde había una alta presencia de langostino, según informan, pero también con una alta presencia de merluza. En promedio el bycatch fue del 32% y en una de las Subáreas alcanzó el 50%. En los días siguientes hasta el 11 de octubre, la pesca incidental fue del 22% promedio, excediendo el 20% permitido.

No aclara el acta qué niveles de bycatch hubo entre el 12 y el 18 de octubre cuando se cerró realmente el Área de Veda. Sí en cambio informa cuáles fueron los niveles en las Subáreas 1 y 2 ubicadas al norte por fuera de la veda, hacia donde se desplazó la flota y se le permitió pescar hasta el 31 de octubre: en la primera fue del 34% y en la segunda alcanzó el 165% de pesca incidental.

Teniendo estos datos en su poder, el 20 de octubre el Consejo Federal Pesquero decidió prohibir las operaciones de pesca dirigidas al langostino en aguas nacionales a partir del 31 de octubre. Nadie pudo tener acceso a esta información porque casualmente, no lograron alcanzar el cuórum y no hubo acta ese jueves. Recién el 5 de noviembre pudo conocerse la decisión irresponsable de los consejeros.

Afortunadamente muchas empresas decidieron el regreso a puerto una semana antes del límite fijado porque los lances reportaban captura nula de langostino. Lamentablemente el mejor precio (paso de 4 a 7,50 dólares en el año) no pudo aprovecharse, se llegó tarde. Con necesidad de vender los congeladores se fueron desprendiendo del langostino y generando compromisos comerciales a un menor valor; ni siquiera los que se quedaron hasta último momento tratando de capturar algún langostino pudieron aprovecharlo.

Ahora resta esperar a ver qué pasa con Rawson. Aquí también las autoridades parecen haber sido más ambiciosas que las empresas: autorizaron la apertura de la temporada antes de que las tallas fueran de tamaño comercial, quizás también para tratar de lograr venderlo al buen precio que tienen los mercados. Pero fue imposible, hubo que cerrar, no se puede ir por sobre la biología, hay que esperar que los langostinos crezcan y recién entonces podrá saberse qué escenario se encontrará este año, que no deja de ser desconcertante e incierto.

Fuente: Revista Puerto

Juan

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